viernes, 17 de junio de 2016

Siempre he pensado, que mejor poquito y bueno (esto último envejece con dignidad), que mucho y regular. Las rebajas, resultan una estupenda oportunidad, para conseguir a un precio relativamente bajo, eso que tanto nos gusta. Algo en lo que no debemos escatimar, es en bolsos y zapatos. No se trata de gastar mucho, si no con cabeza, poquito y escogido. Un buen bolso y zapatos en consonancia con el conjunto, pueden conseguir que un simple vaquero y una camisa, se conviertan en un conjunto “estiloso” y por el contrario, un “importante” traje de chaqueta, perderá su “importancia”, si los complementos son vulgares y poco cuidados.
¡Gran trabajo, buscar aquello que pensamos que es ideal, a bajo coste!
Otro consejo en el momento de comprar: debemos recorrer varios establecimientos. Al buscar prendas de precio reducido, podemos encontrarnos que otras personas, han tenido la misma idea. Pues bien, si compramos en diferentes tiendas, para organizar un modelito, será muy difícil que otras personas hayan hecho lo mismo y será mas complicado que coincidamos.
En ropa barata, huid de prendas estampadas. Todo en mundo sabrá a que establecimiento pertenece y de esa manera, estará localizable su precio (y a nadie, salvo al que paga, le debe interesar)
Ahora por suerte, muchos diseñadores, se han dado cuenta de que la clase media, ha desaparecido. Lo vendible es lo muy caro (de 500 € para arriba) ó lo muy barato (+-20€) Desapareció el mercado de precios medios (100-2oo€). De esta manera, hay diseños francamente bonitos a precios muy asequibles y marcas dedicadas a un mercado “low cost”, muy interesante. Una de esas marcas (existente en el Corte Ingles), es DAYADAY. Bonitos diseños en complementos, a precios más que competitivos. Yo la descubrí en Jerez de la Frontera hace unos años y piqué. Compré un bolso de algo parecido a la napa, con una cadena enorme, de algo parecido al carey. Claro, que no era ninguna de las dos cosas, pero el efecto no podía ser más bonito y a un precio de risa
Por eso comento que una situación, algo precaria, te obliga a trabajar más la mente y a dar vueltas, buscando algo que necesitas, que te guste y que esté dentro de tus posibilidades. Garantizo que no es fácil, pero hasta cierto punto, apasionante.
Estoy completamente desencantada de la política. Estos meses, me han hecho ver, que para ningún partido, contamos para nada. Me refiero a los ciudadanos, claro. Deberíamos ser lo más importante para ellos y resulta, que con tanta parafernalia, desaparecemos por completo. Así que he decidido cambiar de tercio, e intentar ayudar a personas, que como yo, han tenido una vida plena, en todos los sentidos y ahora, ya mayor y con recursos económicos limitados, nos sigue preocupando nuestro aspecto físico y nuestra casa. Se pierde el dinero, de mil maneras, pero el gusto y las ganas de bien-vivir, nos persiguen siempre (¿gracias a Dios?)
Mi sentido de la estética, me ha marcado siempre y lo sigue haciendo a pesar de mi edad. Esto me hace sufrir, porque mi aspecto no concuerda con lo que en ciertos momentos fui y aunque la cara no acompaña, aún conservo (hasta cierto punto) mi tipo. Eso ayuda, a que la ropa me siente más o menos bien (dentro de un orden).

La pega ahora, es que cuando eres joven, aunque la ropa no sea gran cosa, tu aspecto le da prestigio, pero a mi edad, es la ropa la que debe darme ese “prestigio” y no estoy en condiciones económicas, de elegir lo que mas me favorezca. Hay que trabajar el doble y mirándolo bien, hasta cierto punto, eso da sentido a mi vida. Todas mis decisiones, deben ir acompañadas de un largo estudio de la situación. Resumiendo: debo comprar poco, pero escogido y cuando algo favorece, hay que aprovechar, porque no hay mucho ahora, que resulte así.