jueves, 27 de agosto de 2015

¡El Destino! Suena a vocablo poético ó novelesco, pero yo se a ciencia cierta, que está ahí y que influye directamente en la vida de las personas. Me dispongo a relatar una historia que viví muy de cerca y nadie me ha contado (esto último, lo especifico, porque si fuera algo que he oído, se podía haber interpretado la historia y quiero que quede claro, que es literal, tal como la cuento)
Chica de Zaragoza que pasa el verano del 36, en un pueblo del alto pirineo aragonés. El 18 de Julio, como todos sabemos ó deberíamos saber, estalla la guerra y ella queda atrapada en ese lugar.
 Por otra parte y a 1.000 Kmts de distancia, chico al que reclutan (a la fuerza), para combatir en la citada guerra civil. Él pertenece al regimiento del sur y debería haberse presentado en Plasencia (ciudad extremeña) que en ese momento, era el más conflictivo de España.
El chico, aprovechando que el cabo al que tenía que redactar su orden de destino, era medio analfabeto, se ofrece a dictarle mientras éste último escribe a máquina y donde decía Plasencia, Pedro (que así se llamaba el chico protagonista de nuestra historia) lee Palencia. Una vez allí, los altos mandos, no entienden que a alguien que pertenece al regimiento del sur, lo destinen a Castilla. Mientras aclaran la situación (complicada porque estaban interrumpidas las comunicaciones), lo “aparcan” en un hotel. Como pasaba el tiempo y nada se aclaraba, lo destinan a las Brigadas Navarras que a su vez acaban en un pueblo del pirineo aragonés, donde requisan una vivienda (en realidad palacio de un marques) y situado enfrente de la vivienda que ocupaba la chica a la que llamaremos Pilar y de la que dimos referencia al principio de éste escrito.
Resumiendo: el “destino” en este caso (no creo que haya otra explicación) une a dos personas que en cualquier otra circunstancia, nunca se hubieran conocido.
Pilar, sale todos los días a pasear con una amiga, que le había echado el ojo a Pedro y éste a su vez a Pilar.
Bueno, pues ahí se inició una relación, que para su desgracia, duraría muchos años.
Una vez terminada la guerra, el volvió al sur y olvidó a “su novia”, mientras ella se quedó tan “pillada”, que no levantaba cabeza. Su hermana mayor, viéndola tan decaída, decidió localizar a Pedro y tomar cartas en el asunto. Le escribió y le puso en antecedentes de lo que estaba pasando y él sintiéndose culpable y por un exagerado sentido de la responsabilidad, volvió a por ella y “se casaron”¡Enorme error! Eso no podía terminar bien y así fue.
Se hicieron mucho daño mutuamente, tanto que ella murió de un tumor cerebral al cabo de unos años (de tanto sufrimiento). En este caso, el destino marcó sus vidas y ¡que vidas!
No siempre el destino ocasiona malas pasadas. A veces actúa de manera positiva, pero no lo sabremos, hasta pasados los años. DESTINO IMPLACABLE

     

martes, 25 de agosto de 2015

Cuando un sevillano se quería hacer una casa, le decía a su arquitecto: “hágame usted un gran patio, unos buenos corredores y si espacio queda, me hace usted habitaciones”. Esto puede ser un símil de lo que ha pasado en Europa. Tanta fachada al exterior, que nos hemos quedado sin espacio, para atender a tantos emigrantes como están llegando. Porque no nos engañemos, esto es una invasión del mundo occidental en toda regla.
Primero me dió por pensar, que esta crisis era una tercera guerra mundial, sin armas ni sangre, capitaneada por Alemania (y que ésta por supuesto la iba a ganar ella. A la tercera va la vencida, ó eso dicen). Ahora y viendo lo que se nos está viniendo encima, creo (ojalá me equivoque) que nos están invadiendo estos países que a fuerza de ver “grandes patios y estupendos corredores” han pensado que tendríamos “habitaciones” de ese mismo calibre. Pero nada más lejos de la realidad. Todo fachada al exterior y poco para compartir. Esta situación, nos ha hecho ver lo que realmente se esconde tras tanta opulencia. Poco para nosotros y menos aún para ellos.

¿Triste? Por supuesto y decepcionante. Si tenemos en cuenta que nos creíamos en la cima de la civilización y nos hemos dado cuenta de que si rascamos un poquito en profundidad, llegamos enseguida al fondo de la más vil miseria. Esto es lo que hemos conseguido, tras años y años de avaricia y malas praxis. El tercer mundo y África en concreto, deslumbrado por lo que creyó (al igual que todos nosotros) que tras esos  grandes patios y enormes corredores había también habitaciones, se aventuró a su conquista. Y…ó gran decepción. Solo encontraron más maltrato, más hambre y más injusticia. ¿De verdad podemos dormir con esto?

viernes, 7 de agosto de 2015

Dejando a un lado la triste situación política, me preocupa especialmente, mi entorno más íntimo. Intento rodearme de un ambiente agradable y aunque algo deteriorado, no está nada mal. El deterioro es lógico, si no hay posibilidades de reposición y lo único que queda, es el mantenimiento cuidadoso de todos mis objetos, para que su vida sea  larga.
Hay un libro que nos da la clave para conseguir “vivir cómodamente”.Ese es su título y el autor Terence Conrad, creo que el creador de la firma Habitat.
Yo por mi parte, vivo en un piso pequeño y no con demasiada luz. He conseguido recuperar parte de ésta, a base de mucho cristal al ácido, que sin cortinas (que restan luz) impiden la vista desde el exterior. Es una buena solución para los que (como a mí), parte de las habitaciones, dan a un pequeño patio, donde los vecinos tienden la ropa. Este tipo de cristal, impide la visión, a la vez que al no necesitar cortinas, permite que entre más cantidad de luz. Si en algún caso (que no es el mío) se quiere “vestir” la ventana, lo ideal es una gasa de algodón, que por su transparencia “viste” pero no oscurece. Puede ser una opción.
Para los radiadores (tengo calefacción central, eso si) hay unos cubres muy bonitos y prácticos, con diferentes medidas y acabados, que permiten colocar encima algún objeto, lo que hará mas acogedor ese rincón. (Ver fotografía)
Otra recomendación... Los objetos de cristal, al ser menos “visibles”, crearán espacios subjetivamente más amplios (objetivamente ocuparán el mismo volumen, pero la sensación es otra)
Se trata de conseguir, poco a poco, rodearnos de cosas bonitas y (por experiencia propia) de calidad. “Lo bueno envejece con dignidad” frase de mi hermana (no se si suya ó tomada de alguien). Es preferible poco, pero bien escogido, que mucho para llenar por llenar.

Para nuestro tipo de vida y de los m2 que manejamos en nuestras viviendas, lo ideal es el estilo “minimalista”, adaptado a lo que cada uno considere “un ambiente acogedor”. La máxima de esta corriente, es “menos es más” y cada uno lo adaptará a su propia visión del ambiente que quiere conseguir. 



martes, 4 de agosto de 2015

A quien y como se le habrá ocurrido construir un edificio enorme y sin huecos al exterior (por lo tanto oscuro) que necesita de luz eléctrica todo el día para poder trabajar en él, de tres plantas donde no hay mas de dos empleados ó a lo sumo tres en cada una de ellas y con una temperatura deliciosa(a base de aire acondicionado) que disfrutan esos escasos funcionarios y que pagamos todos!
Resulta, cuando menos indignante, que una ciudad-pueblo de 12.000... habitantes, tenga semejante dispendio, para atender a un reducido número de vecinos que tengan que gestionar algo en esa oficina.. Si algo tiene Extremadura, es sol y aún siendo pionera en algún momento en energía solar, seguimos engordando a las eléctricas, construyendo semejantes monstruosidades sin posibilidad de que entre en su interior luz natural.

Para colmo, el edificio es completamente negro en su exterior, lo que hace más ostensible su fealdad. ¿Era necesario algo así en Olivenza? Probablemente, alguien se benefició de su construcción y…ahí quedó.