La palabra que
mejor define mi sentimiento hacia la sociedad, es “misantropía”, es decir la
falta de confianza y un cierto rechazo hacia las personas (ajenas a mi familia)
que me rodean...
Siempre he
pensado, que el ser humano, se mueve fundamentalmente por el morbo. Un ejemplo
en primera persona. Cuando yo era pequeña, estudiaba en Sevilla, en la Escuela Francesa
y pasaba todos los días por los Jardines de Murillo, con una chica que
trabajaba en casa de mis padres y era mi cuidadora. Pues bien: al otro lado de
los citados jardines, había una Casa de Socorro, a la que a veces llegaban
ambulancias y la chica que iba a recogerme al colegio, en ese momento cruzaba la Ronda de Capuchinos y se
jugaba el tipo entre los coches, con la única intención de ver en que condiciones
bajaban a la persona que traían en la ambulancia. Yo era muy pequeña y ya
sentía animadversión por aquel tipo de actitud. Quizás esa imagen es la que me
ha hecho rechazar por completo la morbosidad, que en muchos casos lo que
aparentemente es interés no es más que eso: morbo.
Si en algún
momento pensamos que podemos ayudar de acuerdo, preguntemos y acerquémonos,
pero nunca por mera curiosidad.
Por todo esto,
me ha sorprendido y mucho, la reacción frente a los refugiados. Aquí si que no
se puede ver mas que “solidaridad”. Personas (con un bien-estar relativo),
preocupadas y queriendo ayudar a seres humanos que se encuentran en condiciones
desesperadas. Desde luego, la situación es alarmante. Es el pueblo, el que ha
tenido que concienciarse y crear conciencia en los gobernantes.
Ahora, después
de 4 años y centenares de miles de muertos, cuando la invasión de refugiados es
innegable, se dan cuenta que lo ideal sería acercarse al origen del problema e
iniciar conversaciones con los organizadores del conflicto. Yo soy una currita
del montón de los tontos y hace ya mucho tiempo que planteé en mi círculo más
próximo esa propuesta. Y como yo, imagino, que a todo el mundo que piense en lo
que nos rodea.
Es una
verdadera pena, que precisamente cuando los problemas en Europa son los mayores
a los que nos enfrentamos desde la segunda guerra mundial (entonces había
verdaderos estadistas) nuestros gobernantes, no estén a la altura de las
circunstancias.
De esta manera,
los temas, se van enquistando (véase en España a Cataluña) y llega el momento,
en que no existe solución viable.
Low cost: el reclamo perfecto, en momentos como
este, en que el dinero escasea. Pero siendo conscientes y actuando con
inteligencia, lo más importante en situaciones de emergencia como esta, lo que
debemos hacer es pensar en el pequeño comercio de nuestra ciudad e intentar
promocionarlo, para que a su vez ellos puedan hacer lo mismo. De esa manera,
haremos que el dinero circule y reactivaremos la economía.
Todos necesitamos imperiosamente el dinero para
comprar y a su vez, donde tu lo gastes permitirás que ellos ganen y a su vez
puedan gastar y la cadena que se genera, hará que todos disfrutemos de los
beneficios.
Yo tengo un ejemplo personal que ratifica lo que
expongo. Buscaba un juego de ordenador y en unos grandes almacenes (todos
sabemos a cual me refiero), tenían un precio y en un pequeño comercio de mi
ciudad, algo mas caro. Púes bien, yo decidí comprarlo en este último, para
“hacer patria”. Le comente al dueño lo que me había pasado y que aunque algo
mas caro, había decidido comprarlo ahí. Pues bien, además de agradecérmelo (la
compra y la información) rebajó el precio al mismo que tenía en los grandes
almacenes. En resumidas cuentas que me costó igual y dejé el dinero en ese
comercio que es “nuestro”. Esto es algo de lo que podemos hacer.
Los libros, tienen un precio impuesto por la
propia editorial y su precio es igual en todas partes. En una librería
“nuestra” en la avenida de Santa Marina, nº 5, además de una atención
exquisita, te localizan si no tienen en ese momento el texto que necesitas, te
avisan cuando llega y te recomiendan que libro regalar a esa persona
determinada si no lo tienes tu muy claro. Además, mantienen 3 ó 4 puestos de
trabajo en nuestra ciudad, que es de lo que se trata.
Mimemos a nuestros comerciantes y todos
saldremos beneficiados y en estos momento, no hay nada más interesante que la
palabra “beneficio”