El sentido
común, el menos común de los sentidos, es lo que le falta a nuestros
gobernantes. Un ejemplo es lo que ha pasado en Cataluña.
Si estamos
frente a una puerta, que nunca hemos pensado en traspasar y de repente nos
colocan un cartel de “prohibido el paso”, seguro que sentiremos una necesidad
imperiosa de saltarnos esa prohibición. Si en su momento se hubiera celebrado
el referéndum, seguro que muchos de los catalanes que ahora han votado por el
independentismo, lo hubieran hecho en el otro sentido. Les han “prohibido”
manifestar su deseo y eso les ha impulsado a “traspasar la puerta”
El derecho a
decidir, creo que es algo inherente a la democracia. Una votación bilateral
(Cataluña y España) hubiera dado lugar a una situación bien distinta.
Las amenazas,
denuncias y la intervención de las instituciones españolas en el “conflicto” no
han servido mas que para que todo se haya complicado mas y el resultado haya
sido el que ha sido y parece que de manera irreversible. ¿Es posible que algo
así no les haga reflexionar?
Hoy me han
hablado maravillas de mis hijos, por guapos, educados y en resumen
encantadores. La verdad es que me han hecho sentir bien.
Yo,
sinceramente, he hecho lo que he podido, pero como todo en la vida, depende
mucho de la “suerte”. Tú controlas a tus hijos, cuando los tienes en casa
contigo, pero pierdes ese control, cuando se van y se relacionan con otras
personas y mucho menos a “esas personas”. Ahí es donde interviene el azar.
Procuras
formarlos lo mejor posible, pero llega un momento, en que los padres no
pintamos nada. Les damos una buena educación, les creamos un sentido profundo
de responsabilidad, todo el cariño del mundo y esperamos que ellos respondan.
Es lo máximo a lo que podemos aspirar. ¡Por favor, que no se tuerzan!
En
mi caso, he tenido mucha suerte. Son tres seres estupendos, que han cumplido
mis expectativas y además, ¡los adoro!
Mi
problema personal, es mi falta de fé. Creo (por mas vueltas que le doy o quizás
sea por eso) que la felicidad está aquí y en esta sociedad en que vivimos, eso
se consigue con dinero (que ahora escasea tanto) y de ahí mi obsesión.
Necesito,
para mi bien-estar personal, que ellos estén bien y sean felices, trabajando en
lo que les gusta y de manera honrada, bien remunerada, para que puedan viajar y
conseguir los bienes necesarios, que sin preocupación cumplan sus (mis)
expectativas.
Es
cierto, que en muchos casos, nuestros hijos, están “desclasados”. Han vivido en
casa de sus padres, mejor de lo que ellos son capaces de gestionar. En mi
época, cualquier profesional, abría su bufete, su estudio, su clínica etc. y a
funcionar. Ahora, está todo saturado y sobran titulados. De ahí que vivamos en
una sociedad en la que los universitarios ponen copas y los que apenas tienen
el graduado, dirigen el país. ¿Esto tiene sentido? Así nuestros gobernantes, se
dedican a robar, porque no saben hacer otra cosa.
Por
sus manos, pasan muchos cientos de millones de euros y hay que tener mucha
ética y moral,
para que aguanten la tentación. No podemos pensar que todo el
que se presenta a político, vaya con esa intención. Creo que se corrompen, ante
semejante panorama. ¿Cómo se explica si no lo que estamos viendo? Todos los
días, detienen a alguno de nuestro gobernantes.¿Por que no dimiten? Eso es lo
que mas daño hace. La impunidad ¿o no?”Dimito, no es un nombre ruso”