Lo mas
importante en estos momentos tan críticos que nos ha tocado vivir, es no perder
nuestras bases, en las que siempre hemos apoyado nuestros principios. Yo por
ejemplo he hablado en alguna ocasión de lo que para mí significa la estética.
No es una frivolidad, es una filosofía de vida y como tal la mantengo. Mi
dignidad, pasa por ese sentimiento que en mí es fortísimo. Procuro por todos
los medios a mi alcance, mantenerla aunque en determinados momentos me cueste
conseguirlo. Pero estoy segura, porque la experiencia me lo ha demostrado, que
si me dejara vencer y no actuara según mis criterios, terminaría
desequilibrada. Necesito a mi alrededor orden, bonitos ambientes y en
definitiva todo aquello que me hace la vida agradable y me da equilibrio. Por
supuesto que para conseguir todo eso, es imprescindible el dinero, pero si no
lo tengo, debo procurar que eso no me reste dignidad, que al final, es de lo
que se trata. ¡Hay que mantenerse dignamente! Y ahí entra la imaginación y
nuestro propio orden de prioridades. Aunque en general esta situación no
resulta especialmente cómoda, el resultado puede ser gratificante y hasta
cierto punto, compensar. Darle vueltas a la cabeza, para conseguir algo que se
pretende y sin los suficientes medios, a veces puede resultar y eso satisface
una barbaridad. Habla la voz de la experiencia, que a mi edad, es mucha
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