miércoles, 27 de enero de 2016

Todo vuelve. Y yo también.
Es cierto, primero fue la moda “vintage”, proyectada en la ropa, en la decoración, etc…En esta última, todo debía ser de otras épocas (los muebles, cuanto mas deteriorados, mejor) y sin restaurar. Lo último en recuperar, son los vinilos. Parecían algo a arrinconar y ahora los expertos opinan, que las imperfecciones en su sonido, dan a la música una calidad y calidez, que los CD, no poseen. Pues por todo esto, yo sigo aquí, con mis miedos y mis imperfecciones.
Lo único que no puede volver, porque se acaban de instalar, son las nuevas tecnologías. Estas permiten crear grupos, que influyen en la educación de los hijos. Algo que, a mi parecer, no tiene en cuenta este tema, es la idiosincrasia de cada indivíduo. Los padres, tienden a crear estereotipos, que la experiencia demuestra que no existen. Cada uno es cada uno y la prueba está en nuestras propias casas. Tenemos varios hijos, les damos la misma educación, el mismo ambiente y cada cual, resulta de una manera, diferente a los demás.  Con esta premisa, ¿quien puede hablar de grupos y estereotipos?
Con estos grupos, se habla de “sobreprotección”. Creo que esto ha existido siempre.  Yo he sido una madre, en toda la extensión de la palabra. Seguro que lo he hecho mal, en infinidad de ocasiones, pero como el término medio es tan difícil de conseguir, al final es mejor pecar por exceso (de cariño) que por defecto. Si un hijo, se siente querido, su infancia (donde se forja el futuro ser humano) será feliz.
Yo a mis hijos (tres varones), no les enseñé a nada. Nunca les dejé mover un músculo, para ayudar en casa. No por ser niños, sino porque todo lo que a mi no me gustaba, no se lo encomendaba a ellos. Me hubiera parecido una actitud muy egoísta, por mi parte. En cambio y a pesar de esa “mala educación”, ahora viven con sus parejas y todos funcionan en sus casas, al 50%. Ellos se ofrecen a hacer, todo aquello que yo “no les enseñé”.La sorprendente reacción del ser humano, que crece fuera de todo tipo de “grupos”.
Todo a lo que yo he aspirado siempre, es a que “fueran felices”. Y por como son, creo que eso lo conseguí. ¡Viva yo!


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