¡El
Destino! Suena a vocablo poético ó novelesco, pero yo se a ciencia cierta, que
está ahí y que influye directamente en la vida de las personas. Me dispongo a
relatar una historia que viví muy de cerca y nadie me ha contado (esto último,
lo especifico, porque si fuera algo que he oído, se podía haber interpretado la
historia y quiero que quede claro, que es literal, tal como la cuento)
Chica
de Zaragoza que pasa el verano del 36, en un pueblo del alto pirineo aragonés.
El 18 de Julio, como todos sabemos ó deberíamos saber, estalla la guerra y ella
queda atrapada en ese lugar.
Por otra parte y a 1.000 Kmts de distancia,
chico al que reclutan (a la fuerza), para combatir en la citada guerra civil.
Él pertenece al regimiento del sur y debería haberse presentado en Plasencia
(ciudad extremeña) que en ese momento, era el más conflictivo de España.
El
chico, aprovechando que el cabo al que tenía que redactar su orden de destino,
era medio analfabeto, se ofrece a dictarle mientras éste último escribe a
máquina y donde decía Plasencia, Pedro (que así se llamaba el chico
protagonista de nuestra historia) lee Palencia. Una vez allí, los altos mandos,
no entienden que a alguien que pertenece al regimiento del sur, lo destinen a
Castilla. Mientras aclaran la situación (complicada porque estaban
interrumpidas las comunicaciones), lo “aparcan” en un hotel. Como pasaba el
tiempo y nada se aclaraba, lo destinan a las Brigadas Navarras que a su vez
acaban en un pueblo del pirineo aragonés, donde requisan una vivienda (en realidad
palacio de un marques) y situado enfrente de la vivienda que ocupaba la chica a
la que llamaremos Pilar y de la que dimos referencia al principio de éste
escrito.
Resumiendo:
el “destino” en este caso (no creo que haya otra explicación) une a dos personas
que en cualquier otra circunstancia, nunca se hubieran conocido.
Pilar,
sale todos los días a pasear con una amiga, que le había echado el ojo a Pedro
y éste a su vez a Pilar.
Bueno, pues
ahí se inició una relación, que para su desgracia, duraría muchos años.
Una vez
terminada la guerra, el volvió al sur y olvidó a “su novia”, mientras ella se
quedó tan “pillada”, que no levantaba cabeza. Su hermana mayor, viéndola tan
decaída, decidió localizar a Pedro y tomar cartas en el asunto. Le escribió y
le puso en antecedentes de lo que estaba pasando y él sintiéndose culpable y
por un exagerado sentido de la responsabilidad, volvió a por ella y “se
casaron”¡Enorme error! Eso no podía terminar bien y así fue.
Se
hicieron mucho daño mutuamente, tanto que ella murió de un tumor cerebral al
cabo de unos años (de tanto sufrimiento). En este caso, el destino marcó sus
vidas y ¡que vidas!
No
siempre el destino ocasiona malas pasadas. A veces actúa de manera positiva,
pero no lo sabremos, hasta pasados los años. DESTINO IMPLACABLE